En primer lugar, para poder empezar a trabajar necesitamos conocer a las personas y sus ideas respecto del inicio de cualquier actividad o de las persona y empresas dadas ya de alta: autónomos individuales, sociedades…
En función de este conocimiento mutuo, intercambiar ideas para despejar dudas y concluir cual va a ser el mejor formato de inicio o de seguimiento en la actividad.
Dar pinceladas respecto de los impuestos y normas legales, de obligado cumplimiento relacionadas con el tipo de empresa elegido. Solicitar la documentación necesaria para el inicio de la relación profesional entre la persona autónomas y sociedades y la asesoría.
Comprobar cuál es el grado de digitalización de las personas, empresas, que se van a dar de alta o ya dadas de alta y asesorar cual es el mínimo necesario.
Formalizar un presupuesto entre las personas autónomas y sociedades y la asesoría en el que quede definido los servicios a realizar por nuestra parte y el importe de la cuota que se va a pagar mensualmente. Informar también de cuáles son los servicios que no van a estar incluidos en la cuota y que van a ser servicios extraordinarios y que coste van a tener en el supuesto de tener que ser utilizados.
A lo mejor, una vez que nos hayamos conocido continuamos con los siguientes pasos.